5 de agosto de 2011

Praileaitz. El misterio de los colgantes milenarios


Como llegar

Sobre una de las sinuosas curvas que hace el rio Deba, poco antes de llegar a su destino, se encuentra la cueva de Praileaitz. No es una excepción en la zona, el bajo valle del Deba es abundante en cavidades situadas en cotas que permitieron su ocupación en épocas pretéritas.

Un ejemplo claro de lo que hablamos son las cuevas de Ekain en Zestoa, la riqueza de sus pinturas las ha llevado a ser una referencia mundial en arte paleolítico, y a eclipsar de alguna manera otros yacimientos no menos importantes.



Caballos de Ekain. (Zestoa)


Lo que ahora nos ocupa es mucho mas especial, mas íntimo. Posiblemente el reflejo de una sensibilidad exquisita, que supo ver el hilo que le unía con la Naturaleza, entregando su vida a ello.

Fue una única persona, que año tras año, cuando las condiciones permitían una abundancia de alimentos, dedicaba jornadas completas en fabricar los mas bellos colgantes. Después los disponía meticulosamente a lo largo de la cueva, posiblemente movido por un sentimiento de respeto y agradecimiento al seguir disfrutando el renacer de la vida. Unos meses de bonanza donde el clan recupera fuerzas y hace que los recién nacidos logren las fuerzas necesarias para pasar el invierno.

Todo esto sucedió aproximadamente hace 160 siglos.........

Era algo tan sencillo como eso, de alguna forma este ser especial se sentía responsable de los suyos y ejercía de la forma que le dictaba el corazón. Un trabajo meticuloso, de gran belleza, que ponía a disposición del numen, de la eternidad y de los suyos.



Situación de los colgantes. Praileaitz

El ritual debió ser muy parecido todos los años, con la llegada del buen tiempo y la abundancia, acomodado en el asiento de piedra construido por él mismo en la antesala de la cueva, rodeado de un empedrado y un pequeño hogar en la arcilla. Pulía, preparaba y perforaba los guijarros cuidadosamente escogidos en las orillas del caudaloso Deba. Cantos negros con un brillo especial y dientes de cabra que pasarían a formar parte del ajuar, de la ofrenda. El resto del grupo le ayudaba en su tarea, alimentos y agua fresca le entregaban sin pedir nada a cambio. De alguna forma sabían que trabajaba para todos complaciendo lo primigenio que guiaba sus vidas.

La cueva , al contrario de otras que se habitaron en la época, se encontró con los restos que nuestro elegido dedico a su trabajo. Algún lapiz de ocre, pequeños restos de comida y la sala interior con el suelo de arcilla bien barrido y dedicado exclusivamente a depositar poco más que los colgantes en él.

Yacimiento del collar. Praileaitz


Es por ello por lo que se puede presuponer una diferenciación clara entre el uso cotidiano de las cavidades y aquellas que se dedicaban a ¿Lo sagrado?, como esta.

Uno de los colgantes que encontramos muy cerca de donde este personaje trabajaba y dedicaba su tiempo es el que está compuesto por tres incisivos de cabra. Es el único fabricado de este material de todos los encontrados en la cueva. Por diferente hallazgos coetáneos se sabe que los dientes de cabra ocupaban un lugar simbólico importante aquella cultura. Un símbolo propiciatorio de la caza ?¿



Colgante incisivos de cabra. Praileaitz


Según avanzamos hacia la cámara interior aparece un nuevo colgante. Su forma ensanchada en el centro nos lleva rápidamente a relacionar la imagen con las venus paleolíticas. Una especie de camino ritual que nos trasporta de las necesidades mas primarias, la caza, el alimento con su herramienta mágica, al colgante de la venus como icono propiciatorio de la fertilidad y del nacimiento de nuevos individuos que renuevan la fuerza del grupo.



Venus de Praileaitz. Praileaitz.


Todo es lo básico y lo primordial y la metáfora es muy sencilla, y posiblemente somos víctimas de lo que definía perfectamente el insigne antropólogo vasco José Miguel de Barandiarán.

Los hechos tienen la propiedad de colocarse dócilmente en serie a poco que se les alumbre de un solo lado. La semejanza de las formas es tentadora y puede conducirnos a conclusiones equivocadas.


JM Barandiarán

La obra maestra se encuentra a continuación, un collar compuesto de catorce piezas perfectamente elegidas, y trabajadas en la misma roca negra. Algunas de ellas con grabados y marcas enriqueciendo mas, si cabe, la belleza y misterio del conjunto.


Collar completo. Praileaitz


Un ajuar preciosamente trabajado, una ofrenda para paliar de alguna forma la dureza de la vida de aquellos hombres y mujeres que vivían a expensas de lo que la Madre Naturaleza pudiese darles o negarles, año tras año, día tras dia, luz y oscuridad. Un interminable círculo de vida y muerte que intentaban entender y dominar.



Marcas en pieza de collar. Praileaitz


El collar no es únicamente una belleza, esconde un misterio que posiblemente se ha dejado pasar por alto explicándolo como conjunto de marcas intuitivas o expresivas en las distintas piezas que lo componen.

Lo cierto es que todas las piezas contienen marcas de diferentes tipos, combinando numeraciones o cuentas sin aparente significado. ¿Y si lo tuviese?, ¿y si el collar contuviese la información necesaria para decidir los tiempos de las migraciones a tierras mas cálidas?, o cuando era necesario aparearse para que los niños llegaran en primavera. ¿ Y si fuese un pequeño cuaderno de bitácora que indicase las jornadas que había que caminar hacia el sur para encontrar llanuras mas benignas en invierno?

Todo esto son meras especulaciones, pero es un asunto que algún día encontrará una explicación, si es que lo permitimos.

La gran tristeza de todo ello es que esta cueva, con estas maravillas, está a punto de desaparecer. Una enorme cantera va devorando el terreno destruyendo todo lo que encuentra a su paso. Hasta el momento , que se conozca, ha destruido una de las innumerables cavidades con restos de las que se encuentran en la zona . Praileaitz II.




A nivel local hay un movimiento importante trabajando para la protección del lugar.


Pero tengo la sensación que dada la importancia del yacimiento nos estamos quedando cortos y no se le está dando la repercusión que merece en los medios de comunicación. Sería una lástima para la arqueología ibérica y especialmente para la importancia del arte paleolítico en la cornisa cantábrica que perdiéramos la posibilidad de estudiar todo esto en su contexto original.


Para saber mas:

Fotografías, a excepción de la de la cueva de Ekain, están extraídas de la publicación de Bertan. link
Publicación de Aranzadi. link
Wikipedia. link






1 comentario:

Svannen dijo...

Hola:

Estupenda entrada, Praileaitz es un lugar mágico que seguro que todavía esconde secretos que quizá nunca podrán ser recuperados debido a la actividad de la cantera, una pena. Solo una puntualización, la cueva de Ekain, al igual que la propia Praileaitz, se encuentra en el término municipal de Deba y no en Zestoa.

Un saludo